|
|
|
Reseñas
Cuadernos de Historia Contemporánea
2011, vol. 33, 311-351
más evidente lo ofrece la incapacidad recurrente de los republicanos, y en general de
toda la izquierda laicista bilbaína, para crear una escuela laica estable en la capital.
Asimismo, sólo un casino tuvo una pervivencia constante a lo largo del tiempo, mientras
otros iban apareciendo y desapareciendo esporádicamente. Si bien en este caso,
también es verdad que la elite republicana tuvo en la sociedad El Sitio un espacio
complementario donde compartir vivencias con otros liberales de la villa.
En conclusión, esta publicación cubre una laguna que demuestra que aún existen
múltiples vacíos historiográficos incomprensibles dentro de la historia contemporánea
del País Vasco. Libre del presentismo en el que caen, consciente o inconscientemente,
la gran mayoría de los científicos sociales vascos cuando se ocupan de la
cuestión vasca –y la caracterización nunca es inocente-, los especialistas del periodo
tendrán que acudir a este volumen si no quieren que sus explicaciones cojeen. El
republicanismo vizcaíno ya no se encuentra en penumbra, por lo que podemos romper
con antiguas explicaciones asumidas acríticamente, como aquella que dibuja la
política vasca como una simplista triangulación entre liberalismo, socialismo y nacionalismo.
Asimismo, esperemos que la próxima publicación de los resultados de
otra tesis recientemente defendida también en la Universidad del País Vasco sobre
Álava y la elaboración de una investigación similar sobre Guipúzcoa contribuyan
aún más a la revitalización de los estudios sobre el republicanismo en la región. Los
republicanos vascos no fueron un aspecto menor de la política contemporánea vasca,
aunque hayamos tardado demasiado tiempo en descubrirlo.
Joseba Louzao
Universidad del País Vasco
Joseba.louzao@ehu.es
Piskorski, Jan M.. Wygnancy. Przesiedlenia i uchodzcy w dwudziestowiecznej Europie
[Los expulsados. Trasvases de población y refugiados en la Europa del siglo
XX], Varsovia, PIW, 2010, 344 pp.
Reseñar un libro escrito en una lengua que la mayor parte de los potenciales lectores
españoles no vaya a poder leer tiene sólo sentido si el libro es lo suficientemente importante
como para que parezca imprescindible llamar la atención sobre él. En el caso del
que presentamos aquí se cumple esa regla con todo derecho. Además, el que el libro vaya
a aparecer traducido al alemán en este año, permite albergar la esperanza de que pueda
llegar a ser publicado en España. Jan Maria Piskorski, su autor, es un catedrático de la
universidad polaca de Szczecin, muy conocido en el mundo historiográfico centroeuropeo,
especialmente en Alemania, y del que se han publicado diversos artículos en España
en revistas como L’Avenc y Ayer. Los expulsados es un temerario intento de resumir,
condensar y explicar los procesos de trasvases de población, de expulsiones, huidas y
exilios masivos habidos en el siglo XX en Europa. Experto sobre todo en los procesos
posteriores a la II Guerra Mundial en Europa Central, Piskorski ha acometido sin embar
go la titánica tarea de reconstruir las líneas principales de las políticas que produjeron las
masivas expulsiones desde las Guerras Balcánicas, pasando por las dos Guerras Mundiales
y terminando con las guerras yugoslavas de finales del siglo. Cierto es que se centra
sobre todo en el período entre 1914-1956, pero el siglo veinte entero es examinado de
una forma u otra. El libro distribuye la materia en cinco capítulos más una introducción y
un epílogo. Tanto la introducción como el epílogo poseen una importancia capital, puesto
que uno de los rasgos esenciales y más originales del libro es el estar entretejido con
fragmentos de experiencias familiares del propio autor. No en vano su familia –como la
de millones de polacos- padeció la expulsión de su patria chica (las regiones orientales
de Polonia, anexionadas por la URSS y hoy día parte de Ucrania, Bielorrusia y Lituania),
la ciudad donde el autor vive y trabaja (Szczecin, la antigua Stettin alemana) pertenece
a una región donde también fueron expulsados sus habitantes originales y sustituidos
por otros –polacos- muchos de los cuales a su vez habían perdido sus hogares. De este
modo en la introducción y en el capítulo final se entrelaza la historia de la familia y de las
propias experiencias del autor, con la propia investigación historiográfica desarrollada en
el resto de los capítulos, en especial la parte cuarta las expulsiones de la segunda guerra
mundial y sus consecuencias- donde el autor –se explaya con mayor conocimiento de
causa.
Resulta fascinante la forma en que Piskorski es capaz de entreverar decenas, quizá
cientos de pequeñas historias personales –extraídas de memorias, archivos y entrevistas
personales- con su descripción de los laberintos de la gran política y los derroteros de las
guerras y conflictos del siglo. El libro podría incluirse de alguna manera en lo que se denomina
“egohistoria”, si no fuera por la paradójicamente emotiva frialdad con que el autor
inserta las experiencias personales y familiares, tratándolas apenas como un elemento
–a veces metáfora- para comprender mejor la enormidad de la tragedia de las expulsiones
de masas y los trasvases de población. Puede achacársele al libro el hecho de tener como
puntos flacos el insuficiente tratamiento de las expulsiones anteriores a 1914 y el quizá un
tanto obvio examen de las expulsiones de las guerras yugoslavas de la década de 1990.
Pero incluso comparando con las principales publicaciones recientes sobre el tema (como
por ejemplo el Fires Of Hatred de Norman Naimark; Redrawing Nations de Philipp
Ther; el People on the Move, libro colectivo publicado por Berg en 2008; o el Lexikon
der Vertreibungen, de Brandes, Sundhausen y Trobst), el libro de Piskorski destaca como
una obra escrita con pasión y buen hacer literario y al mismo tiempo bien documentada y
con un sólido trabajo académico. Sólo hay que desear que alguna editorial española –las
que no tienen problemas en publicar obras mucho menores de autores anglosajones- se
atrevan con un libro que no sólo tiene destinatarios dentro del campo académico, sino
entre todas las personas interesadas en comprender por qué la Europa actual se asienta
sobre una base de expulsiones trágicas que, junto con el Holocausto, la violencia de las
guerras y el colonialismo, y las dictaduras de derechas e izquierdas, forman parte de ese
pasado no superado y traumático que, de alguna manera, atañe a cada país del continente.
José M. Faraldo
Universidad Complutense de Madrid
jm.faraldo@ghis.ucm.es
|